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La presión académica y cómo reducirla

(En Escuela en Línea No.1 nos preocupamos por el bienestar de nuestros y nuestras estudiantes)


La presión académica es una sensación de tensión o estrés relacionado con el desempeño en los estudios. Puede manifestarse por el temor a fracasar, la búsqueda excesiva de la perfección o la ansiedad ante exámenes y entregas. Comprender qué es y por qué es importante gestionarla resulta esencial para mantener un equilibrio emocional y favorecer el aprendizaje a largo plazo.




1. Reconocer y prevenir la presión académica

El primer paso para abordar la presión académica es reconocer sus síntomas. Estos pueden incluir ansiedad, dificultad para concentrarse, cambios de humor e incluso alteraciones en el sueño. Prevenir que la presión se intensifique permite evitar que se convierta en un problema crónico o que afecte la salud mental de quienes estudian. Por ello, es fundamental que alumnos, profesores y familias adopten medidas de acompañamiento y orientación a tiempo.


2. ¿Por qué es importante afrontarla?

Cuando la presión académica se descontrola, puede impactar negativamente en el rendimiento escolar, limitar la capacidad de concentración y entorpecer la adquisición de conocimientos. Además, puede desencadenar problemas de salud mental como depresión o ansiedad crónica. Por estas razones, afrontar este tipo de presión contribuye a un mejor desempeño en clase y a una mayor motivación por aprender.


3. Estrategias para reducir la presión académica

  1. Organización y gestión del tiempo

    • Elaborar un calendario de estudio con plazos realistas para cada tarea.

    • Dividir grandes proyectos en objetivos más pequeños y alcanzables.

    • Establecer momentos de descanso y ocio para evitar el agotamiento mental.


  1. Establecer prioridades y metas claras

    • Definir qué tareas son más urgentes o importantes, enfocarse en ellas primero.

    • Ajustar metas de acuerdo con las capacidades y el tiempo disponible.

    • Evitar la sobreexigencia o el perfeccionismo extremo.

  2. Comunicación y apoyo emocional

    • Dialogar con profesores, tutores o familiares sobre las dificultades encontradas.

    • Buscar orientación profesional si la ansiedad persiste, como la ayuda de un psicólogo educativo o consejero.

    • Compartir vivencias con amigos o compañeros de clase para encontrar soluciones conjuntas.

  3. Técnicas de relajación y autocuidado

    • Realizar actividades físicas como caminar, practicar yoga o nadar para disminuir la tensión.

    • Incluir ejercicios de respiración o meditación para mantenerse calmado en momentos de estrés.

    • Mantener hábitos saludables de alimentación y sueño.

  4. Recompensas y motivación

    • Reconocer los logros, por pequeños que sean.

    • Celebrar metas cumplidas y mostrar gratitud por los avances en el proceso educativo.

    • Mantener una actitud positiva, recordando que el aprendizaje es un camino continuo.




En conclusión, la presión académica es un fenómeno que puede afectar el bienestar emocional y el rendimiento en los estudios. Reconocer sus síntomas, prevenir su aparición y afrontarla de forma adecuada permite a los estudiantes desarrollar habilidades de organización, autoconfianza y resiliencia. Aplicar estas estrategias de cómo reducir la presión, tales como gestionar el tiempo, comunicarse abiertamente y practicar el autocuidado, favorece un ambiente de aprendizaje saludable y promueve el éxito académico a largo plazo.




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